Nació
14 de febrero de 1925 * Madrid, Madrid, España
Falleció
1 de mayo de 2015 * Madrid, Madrid, España (accidente cerebrovascular)
Nombre de nacimiento
José Álvarez Canalejas
Familia
Esposa
María del Carmen Yegros Antón (1956 – 1992)
Parientes
Lina Canalejas (hermana)
Biografía
José Canalejas nació el 14 de febrero de 1925 en Madrid, Madrid, España. Su trabajo incluía la actuación y la dirección, que se hizo famosa por Django (1966), Los tres superhombres del Oeste (1973) y Horror Express (1972). La pareja era María del Carmen Yegros Antón. Falleció el 1 de mayo de 2015. Fue enterrado en Madrid, Madrid, España.
Aunque nació en Ferrol y era un niño cuando sus padres se trasladaron a Madrid, su pertenencia a una burguesía de alta profesión y su padre José Canalejas Casas, ingeniero, publicista y diputado a Cortes, le abrían cualquier puerta. Su tío Francisco de Paula, catedrático de la Universidad Central, fue su guía más eficaz en una carrera que estaba claramente al alcance de los humanistas. Tras finalizar sus estudios de bachillerato con honores en el madrileño Instituto de San Isidro y en la Universidad de Madrid, estudió también Filosofía y Letras además de Derecho, licenciándose en la primera en 1871, y al año siguiente en Derecho y Derecho, obteniendo el doctorado honoris causa. En esa época escribió una obra sobre Derecho Penal basada en los argumentos del catedrático de la materia Luis Silvela.
El catedrático fue ayudante de tres clases, bajo la cátedra de su tío Francisco de Paula (Principios generales de la literatura y Literatura española). Fue secretario general de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Ciudad Real y Badajoz y de la Compañía de los Ferrocarriles de Badajoz, de la que era director su padre. Sin embargo, su interés iba en sentido contrario, como demuestra la publicación de su obra Apuntes a un curso de literatura latina que se publicó en dos volúmenes (1875 y 1876). En 1877 luchó contra Menéndez Pelayo por la cátedra de Literatura Española en la Universidad Central; su derrota en esta instancia fue merecida pero no varió el respeto y la amistad que derramó sobre el gran polímata. Sin embargo, en un intento posterior por conseguir una cátedra académica de Literatura Española, la decisión de un juez no fue justa y falló en contra de Sánchez Moguel, aunque el candidato sólo acertó a decir: «Si ha de ser ministro, ¿para qué quiere ser catedrático?».
El 15 de septiembre del año 1878, Canalejas se casó con María Saint-Aubin, su gran amor de su vida, con quien no tuvo hijos.
En el Ateneo y en la redacción de La Revista Ilustrada, Canalejas desarrollaba su segunda gran vocación: la política. Se centraba en las secuelas del radicalismo de Ruiz Zorrilla, pero, como comentan sus biógrafos Antón de Olmet y García Carraffa, no compartía la política que solían adoptar los republicanos de la época, «por lo que se apresuró a desvincularse de ellos y a evolucionar hacia la Monarquía siguiendo a Cristino Martos, a quien conoció en 1880». Unos años más tarde, obtuvo su primer puesto como diputado por Soria.
En las Cortes liberales que constituían Sagasta y Sagasta también aparecería por primera vez Antonio Maura, que, al cabo de un tiempo y desplazándose hacia su propio Partido Conservador, se convertiría en su mayor adversario político.
Canalejas era ya conocido por sus destacadas dotes oratorias y estaba rodeado de un amplio bagaje cultural: le intrigaban los retos del Ejército y pronto se convertiría en un ávido defensor de las reformas sugeridas por Cassola. Mientras las Cortes se mantenían en su puesto, Canalejas obtuvo su primer cargo dentro del Gobierno de Posada Herrera, como subsecretario de Presidencia.
Aunque en el Partido Liberal se produjo una escisión entre Sagasta y Posada Herrera, el liderazgo de Sagasta se confirmaría en un futuro próximo y Praxedes Sagasta lideraría la política durante el primer lustro del período de Regencia a través de un plan construido sobre la «democratización de la Restauración» y alentaría la posibilidad de una democratización de Castelar. Sin embargo, Canalejas, incluso dentro del gobierno de Sagasta, ocupó el lugar más destacado -o un lugar destacado- en la familia de los liberales. Como parte de las reformas al gobierno en 1888, Canalejas obtuvo su primer puesto ministerial en Fomento que sustituiría en un par de meses por su cartera de Gracia y Justicia: se encargó de la promulgación del Código Civil, uno de los mayores logros durante el «largo gobierno» de Sagasta.
Desde que se unió al «fusionismo» sagastino, Canalejas siempre ocupó un escaño en las Cortes -primero como representante del Distrito de Soria antes de pasar a los distritos de Ágreda y Algeciras antes de pasar a formar parte permanente de las Cortes de Alcoy.
Su relación con Sagasta se había vuelto menos agradable La relación de Sagasta con él se había vuelto menos agradable. Canalejas se preocupó por dar más autenticidad al «sistema» y por prestar más atención a los temas sociales, pero en el gobierno que encabezó Sagasta en 1892 -según la «rotación» del Pacto de El Pardo- fue nombrado nuevamente Ministro de Hacienda y Finanzas, donde volvió a demostrar la eficacia de su gestión.
En 1897, tras la trágica pérdida de su amada esposa, el esposo tomó la decisión de visitar América para investigar de inmediato la crisis mundial, que acababa de agudizarse con el asesinato de Cánovas. Con su cuñado Alejandro que lo acompañaba, realizó un extenso viaje por América del Norte, pasando luego a las grandes Antillas. En Nueva York, a donde llegaron el 30 de octubre del día siguiente, mantuvo una conversación con Estrada Palma. En Cuba fue testigo de primera mano de su participación en la guerra en el brutal conflicto, y se mostró contrario a la estrategia adoptada por Weyler. La correspondencia que mantuvo con Dupuy de Lome, embajador español en Washington, fue un asunto grave, ya que una carta enviada por el diplomático que fue interceptada, y fue entregado al Gobierno americano, contenía duras críticas al presidente McKinley y el conflicto diplomático provocó la destitución de Dupuy y su sustituto fue Polo de Bernabé.
En 1898, Canalejas fue designado responsable de un puesto diferente en el área de Agricultura en el actual Gobierno de Sagasta, coincidiendo con el inicio de la era de Alfonso XIII, cuando la «cuestión religiosa» o «cuestión religiosa» se planteó como un problema de hecho, sino más bien un problema de relación entre el Estado y la Iglesia debido a la incongruencia entre los términos del Concordato de 1853 y el crecimiento de las organizaciones y congregaciones religiosas que se produjo debido a la Restauración. El plan de crear una Ley de Asociaciones que permitiera la legalización de éstas que había sido promulgado por Sagasta sin embargo, no fue respaldado por el Ministro hasta que provocó la dimisión de Canalejas quien, además dentro de su Departamento también se vio frustrado por sus esfuerzos frustrados en la implementación de una reforma en relación con la propiedad rural. La idea, que recuerda las doctrinas de Costa y está influida por los programas de la época, fue la reacción al proyecto de ley de expropiaciones forzosas, que dio un sentido social más amplio a la idea de utilidad pública, al que se opusieron liberales y conservadores.
Las ideas originales de Canalejas crearon, en realidad, a principios del siglo XX un partido político completamente nuevo con un marcado carácter democrático. Las ideas se pueden resumir en los siguientes términos: «nacionalización de la monarquía» («que no haya energía que pueda utilizarse fuera de la monarquía»), así como la renuncia a la apertura del gobierno en las disputas entre el trabajo y el capital, que fue sustituida por el arbitraje estatal que aborda las desigualdades de poder entre ambos y una aproximación cercana al socialismo descrito por Canalejas en la forma de «una civilización»: «retirarse de él», declaró, «y no preparar las soluciones jurídicas necesarias, sería hacer estallar la revolución social que de una manera u otra, o por la fuerza o por la ley, debe consumarse». Luego, una definición definitiva de la relación entre el Estado y la Iglesia y el Estado, reconociendo al mismo tiempo el poder inherente del Estado.
Canalejas era una versión liberal y democrática de un revivalismo que era un ala conservadora y más estrechamente vinculada a las reformas en la esfera administrativa que fue abrazada por Maura. Pero, después de la muerte de Sagasta (1903), Canalejas tuvo que esperar para dar paso a los dos «delfines» de Sagasta, Moret y Montero Ríos. Sin embargo, gobernó con autoridad y eficacia durante su «giro liberal» de 1905 a 1906, que fue la Cámara Baja. Finalmente, en 1910, después de la turbulencia del «gobierno largo» de Maura y la derrota de Moret en la alternativa liberal, fue relegado al trono por el rey Jorge VI.
Como responsable tanto del Gobierno como del Partido En los dos períodos de su presidencia (de febrero de 1910 a noviembre de 1912) el Presidente se enfrentó a una serie de problemas importantes: tensiones dentro del Ejército tras los acontecimientos del proceso a Ferrer; la relación entre el Estado y la Iglesia, así como las turbulencias sociales que se produjeron con la aparición de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y la radicalización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuyo líder, Pablo Iglesias, ocupó una de las Cortes convocadas por Canalejas en primera instancia. Cuestión marroquí cuando se propuso por primera vez el protectorado; reivindicación del «regionalismo» catalán… Trató cada una de ellas con tacto y obtuvo éxitos. Cuando, por otro lado, durante la guerra minera de 1910, se puso de parte de la renuencia de las grandes Compañías a aceptar la decisión de la Comisión de Reformas Sociales, en cambio, frenó el desbordamiento revolucionario que se expresó trágicamente en los sucesos de Cullera. Cullera entonces evitó cualquier revisión del procedimiento Ferrer y en su lugar persiguió la «llamada «democratización del Ejército» poniendo fin a las «liberaciones de efectivo» y creando el «soldado de cuota» para que el servicio obligatorio pudiera convertirse en la norma; Canalejas pactó con la Lliga la aceptación del plan de la Commonwealth, defendió los intereses españoles en Marruecos poniendo fin al conflicto de Melilla con la campaña de Kert y reaccionó a los esfuerzos unilaterales de Francia ocupando Larache y Alcazarquivir, lo que abrió el camino a las negociaciones que condujeron al acuerdo franco-español sobre la protección de dos protectorados.
Canalejas evitó sabiamente intervenir en la revolución portuguesa de 1910, pero cuando las repercusiones de esta se hicieron evidentes en el enconado motín que tuvo lugar en Numancia (1910), el líder eclesiástico puso fin al motín y abordó el problema de la represión eclesiástica mediante una revisión del artículo 11 de la Constitución y también la conocida como «Ley del Candado», que suponía una suspensión temporal del establecimiento o reconocimiento de nuevas instituciones religiosas hasta que se aprobara la Ley de Asociaciones. Aunque el tema se desencadenó por una interrupción temporal entre ambos países, Roma y el Vaticano, rápidamente se iniciaron negociaciones secretas y Canalejas intentó demostrar que no era un sectarista anticristiano que se cree que es fruto de opiniones ultramontanas. En 1911, fue él quien copresidió, junto con los Reyes, las actas del Congreso Eucarístico celebrado en Madrid. Está probado que no creía en la masonería ni era un católico activo y estaba más cerca en el tiempo del Concilio Vaticano II que del I que estaba vigente en ese momento.
El año 1912 fue especialmente difícil para Canalejas, que se enfrentó de nuevo a una huelga masiva de los ferroviarios, que pretendía provocar el cierre total del país y que fue resuelta por el presidente con la «movilización» del personal huelguista siguiendo el ejemplo de Briand. El francés Briand.
Además, sus esfuerzos más significativos a lo largo de su presidencia se centraron en la reactivación del Pacto de El Pardo, que fue roto por un lado por quienes coreaban «No a Maura», y por otro, por el pueblo que en represalia se adhirió a su «implacable hostilidad» contra los liberales. Sin embargo, todo ello fue en vano, debido a la absoluta intransigencia de Maura a pesar de los esfuerzos del Rey por respaldar a Canalejas y sus acciones conciliadoras; intentos que terminaron trágicamente con el intento de asesinato del anarquista Pardinas que provocó la muerte del Presidente en la Puerta del Sol de Madrid el 12 de noviembre de 1912. A su muerte, el Rey entregó a su nombre el ducado que asumió su viuda. En realidad, Canalejas se había vuelto a casar en junio de 1908 con María Fernández Cárdenas con quien estuvo casado varios años y que le dio cuatro hijos: José, María, Luisa y Rosa El primer II Duque de Canalejas fue asesinado en el Madrid revolucionario en 1936.
El presidente fue de su institución, la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación en numerosas ocasiones (27 de mayo de 1893 y 26 de mayo de 1894 en mayo de 1903 y 23 de mayo de 1893; 16 de mayo de 1904 y 29 de mayo de 1905).
El 13 de marzo de 1900 fue nombrado miembro del XV Premio de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, pero al no ser entregado en discurso alguno en el plazo establecido por los Estatutos, se anunció la vacante el 28 de junio de 1910. La Academia también le negó el ingreso en la Real Academia Española, a la que fue elegido en 1904.